Zidane se movía con la prestancia de un torero. Cada gesto suyo era pura maestría y clase suprema, él orquestaba el juego con fuego interior. Sus pases eran milimétricos, como pinceladas magistrales en la gran https://roxannyoxn014364.educationalimpactblog.com/59931088/la-verdad-detrás-del-cabezazo-de-zidane